El aumento del precio de la energía produce en la economía un efecto muy similar al que ocurre cuando se cae una ficha de una estructura armada de un dominó. Caen muchas piezas, lo que finalmente se traduce en menos crecimiento económico por la contracción del gasto y el menor empleo en varios sectores.
Esto es lo que está sucediendo en la economía mundial, con diferentes impactos por regiones y países, a partir de las sanciones contra Rusia por el conflicto con Ucrania, desequilibrios que venían de arrastre con los golpes globales generados en la pandemia.
El aumento del precio de la energía es un evento que los economistas denominan shock de oferta. Es decir, un aumento inesperado —que puede ser transitorio o permanente— en el precio de un insumo básico de la producción, en este caso del petróleo y del gas.
El economista Carlos García explica en la Revista Observatorio Económico, de Chile, que una fuerte suba de la energía aumenta los costos de la producción en las empresas, traspasando ese ajuste a la tasa de inflación.
Aumento de las naftas y de la inflación
Las empresas, para mantener sus márgenes de ganancias, trasladan los mayores costos de la energía a los precios de los productos que son destinados al consumo final. Esto ya se está registrando en gran parte de las economías con tasas de inflación que no se registraban desde hace varias décadas.
Por caso, los efectos del conflicto y las sanciones a Rusia ya tuvieron su primer impacto en la economía europea en marzo, con precios récord en la energía e índices inflacionarios con cifras inéditas desde hace más de 30 años.
Los mismos efectos se están comenzando a percibir también en América Latina. Al menos se sienten ya directamente en los surtidores de combustible de algunos países. Y esto pese a que la importación de petróleo de Rusia en la región es muy marginal y corresponde a poco más del 13% de los productos comprados a ese país, según el portal statista.
Incrementos del costo del transporte mundial
Energía y agricultura
Las naftas y el gas son imprescindibles para mover la maquinaria necesaria para los procesos agrícolas y transporte de la producción.
La energía es el principal insumo para producir fertilizantes que ahora son cruciales para la producción agrícola con los paquetes tecnológicos de alta productividad. Rusia es el mayor exportador mundial de fertilizantes con el 12,6% del total del mercado, equivalente a 7.000 millones de dólares.
Rusia, potencia energética
El año pasado Rusia exportó aproximadamente 4,7 millones de barriles por día de crudo a países de todo el mundo. China es el mayor importador de crudo ruso (1,6 millones de barriles por día), pero Rusia exporta un volumen significativo a compradores en Europa (2,4 millones).
Petróleo ruso a Europa
La industria petrolera rusa ha experimentado un período de consolidación en los últimos años con varios actores importantes. Rosneft, de propiedad estatal, es el mayor productor de petróleo de Rusia. Le sigue Lukoil, que es la mayor empresa petrolera privada del país. Gazprom Neft, Surgutneftegaz, Tatneft y Russneft también tienen importantes activos de producción y refinación.
La Agencia Internacional de Energía señala que Rusia tiene una amplia capacidad de oleoductos de exportación de crudo, lo que le permite enviar grandes volúmenes de crudo directamente a Europa y Asia.
El sistema de oleoductos Druzhba de aproximadamente 5.500 km, la red de oleoductos más larga del mundo, transporta 750.000 barriles por día de crudo directamente a las refinerías de Europa central y oriental. Rusia suministraba aproximadamente el 20% de la producción total de crudo de las refinerías europeas.
Producción de gas
La Agencia Internacional de Energía precisa que Rusia es el segundo mayor productor mundial de gas natural, detrás de Estados Unidos, y tiene las mayores reservas de gas del mundo. Es el mayor exportador de gas del mundo. En 2021, el país produjo 762 millones de metros cúbicos de gas natural y exportó aproximadamente 210 millones por gasoducto.
Gazprom y Novatek son los principales productores de gas de Rusia, pero muchas compañías petroleras rusas, incluida Rosneft, también operan instalaciones de producción de gas. Gazprom, de propiedad estatal, es el mayor productor de gas, pero su participación en la producción ha disminuido durante la última década, ya que Novatek y Rosneft han ampliado su capacidad de producción. Sin embargo, Gazprom aún representaba el 68% de la producción de gas en el año 2021.
Rusia completó el trabajo en el oleoducto Nord Stream 2 en 2021, pero el gobierno alemán decidió no aprobar la certificación tras el conflicto en Ucrania.
El gas natural de Rusia representó el 45% de las importaciones y casi el 40% de la demanda de gas de la Unión Europea en 2021. Esta proporción ha aumentado en los últimos años, ya que la producción nacional europea de gas natural ha disminuido. Alemania, Turquía e Italia son los mayores importadores de gas natural ruso.
Los riesgos de corto plazo
«El alza de los precios de la energía conlleva grandes riesgos a corto plazo en materia de inflación mundial y, si se prolonga, también podría afectar el crecimiento en los países importadores de energía», afirmó Ayhan Kose, economista principal y director del Grupo de Perspectivas del Banco Mundial.
Para agregar que «el fuerte repunte de los precios de los productos básicos está alcanzando niveles más altos que los previstos previamente. La reciente volatilidad de los precios puede dificultar la decisión de políticas a medida que los países se recuperen de la recesión mundial del año pasado».
Las sanciones internacionales contra Rusia han disparado aún más los precios de los combustibles que ya se hallaban en alza antes de estallar el conflicto, lo cual tiene repercusiones en América Latina, que ya venía sufriendo asedios inflacionarios y secuelas de la pandemia, y en Europa, donde el aumento de los precios de la energía repercutirá en los precios de todos los productos, acelerando la inflación.
